Un piso de libros
Desde hace unos pocos años les he puesto un piso a mis libros. Así de crudo.
Las personas que vienen de visita a este piso cubierto todo él de estanterías donde yo mismo, naturalmente, cohabito con mi gato y con ellos, se quedan al principio un poco perplejas. Incluso las que se dedican profesionalmente a escribir.
La pregunta más corriente es: “¿Te los has leído todos?”. ¡Qué impertinencia! ¿Les pregunto yo a mis amigos si se han sentado en todas las sillas y sofás y taburetes y tumbonas de sus casas de la ciudad y de la sierra?
El biblioerotismo, como todo amor de verdad, es una apuesta de futuro. Y yo, un vicioso prudente, he almacenado esta amplia galería de objetos amados pensando en la vejez. O en las vacas flacas.
Esas criaturas mudas pero en absoluto silenciosas que me acompañan día y noche son un cielo. Las tengo…
Ver la entrada original 130 palabras más